sábado, 9 de marzo de 2013

Ciudad de clases, sociedad de clases


En la década de los 80 comenzaron a aparecer en la zona norte del Gran Buenos Aires los primeros barrios cerrados . Se sumaban a los "countries", viviendas de fin de semana agrupadas en predios también cerrados,con instalaciones deportivas y sociales, cuyo origen se remonta a la construcción de las primeras autopistas suburbanas.
Villa La cava


Las polarización urbana desde que en la dictadura militar termino con la Ley de "loteos populares" por la cual millones habia accedido a poder habitar la ciudad. Podemos establecer un patrón común en la tendencia, muestra diferencias de intensidad según la localización norte, oeste o sur –e incluso dentro de cada una de ellas. Dentro de la Capital Federal, el mapa social también se divide en un Norte tradicionalmente rico, un Oeste de capas medias y un Sur empobrecido sistemáticamente. 
Sin embargo son cortes que no pueden considerarse rigurosos; sobre todo hoy presentan quiebres que los vuelven más flexibles y continuidades que subrayan las diferencias. Lejos de parecer contradictorio, esta doble cara del mapa social explica el mosaico de la ciudad y el suburbio. Mientras sectores sociales diferentes conviven en un mismo espacio tajantemente escindido,se intensifica el contraste histórico entre la region sur, con trabajadoes mas precarizados o desocupados ,y el norte mayoritariamente patronal y opulento.






Marcuse propone una caracterización espacial en cinco categorías clase de personas: los propietarios de la riqueza y de las decisiones de poder, cuya riqueza y poder van en aumento; los profesionales, técnicos y gerentes, quienes junto con los propietarios son los «ganadores» en el proceso de cambios económicos, que vienen acrecentando su ingreso y privilegios aunque sin abandonar la inestabilidad que la nueva situación genera; la clase media en caída (también en muchos casos, profesional o semi profesional) que viene experimentando un fuerte decaimiento de su estatus y estabilidad; la clasica clase trabajadora asalariada sufriendo la continua erosión de su calidad de vida y el ataque a sus antiguas conquistas; y por último, los excluidos y marginales, víctimas principales del proceso de transformación económica, al margen de toda actividad dentro del mercado formal y prescindibles hasta como «ejército de reserva», el proletariado lumpen una cuidad nomade.


La suburbanización cerrada aparece como una de las respuestas a esta situación de inestabilidad creda por un sistema basado en la competencia y donde la caida de la tasa de ganancia obliga a la burguesia a recuparear el incentivo a invertir ,realizando ajustes y despidos,aumentar la tasa de explotacion ; luego a causa de la exclusion social que ella misma crea , la burquesia emigra a intramuros. Resaltan la seguridad de estos espacios, abandonando una ciudad que ven caótica y violenta. Esta seguridad frente al caos imperante se materializa, por medio de murallas y sistemas de seguridad privada, y, por otro lado, el resguardo de la mirada del adentro hacia fuera como del afuera hacia adentro. El nosotros existe, solo mientras estamos dentro,ello brinda cierta seguridad y estabilidad.
  En la idea de Marcuse aparece así una ciudad con islas de riqueza, en donde hay una selección de zonas a manera de «islotes» de ciudad globalizada y planetaria rodeadas de un resto marginal

Distribucion geografica del del nivel socioeconomico



La ciudad lujosa la Alta Burguesía:  10% de la población - 35% de los ingresos.

Es donde la clase dominante fija su lugar de residencia. Esta área se caracteriza por estar bien definida pero carecer al mismo tiempo de límites expresos. La exclusividad es lo que establece el acuerdo tácito de limitación espacial –y siempre simbólica. Es un rasgo a tener en cuenta al analizar los Barrios Cerrados y su necesidad expresa de límites materiales. La elite no necesita resguardarse en el suburbio para reconocerse como diferente sino más bien mantiene lugares exclusivos dentro del casco céntrico para ostentar su superioridad. Económicamente ocupan el lugar de los grandes terratenientes, Banqueros, grandes empresarios y propietarios de grandes comercios y demás actividades basadas en la acumulación en base a las privaciones de grandes masas. Espacialmente se encuadran en las zonas de puerto madero, del corredor costero y en las áreas oeste, sur y noreste lindantes a autopistas.
 


La ciudad de la Mediana Burguesía:10% de la población – 17% de los ingresos.


El sector que hoy emigra a los Barrios Cerrados, en su mayor parte no integra histórica ni circunstancialmente esta Elite, más bien está en el nivel que Marcuse sitúa en el estrato intermedio entre la Elite y la pequeño burguesía castigada por los cambios económicos perpetrados por la Alta burguesía. Los agentes inmobiliarios que comercializan estos emprendimientos comenzaron apuntando al segmento ABC1 y hoy lo extienden al C2 y C3 con ingresos de hasta 3.000 dólares mensuales.
La segunda ciudad analizada por Marcuse refiriéndose al uso residencial, es la ciudad ennoblecida por los procesos de gentryficación («gentrified city») o expulsión de sectores sociales inferiores donde las tierras baratas tienen mas margen para generar plusvalía. Sus moradores pertenecen a un universo que encuentra en el espacio urbano consolidado, comodidad y saciedad para sus hábitos de consumo. Generalmente son profesionales, gerentes de mando de capital, o rentistas medianos, empresarios que explotan trabajo ajeno a escala media ,«yuppies de 20 y profesores de 60» como grafica Marcuse, que se establecen en zonas céntricas –generalmente con un plus simbólico en términos de patrimonio histórico , artístico , o de “diseño de autor” , y que valoran la cercanía entre residencia y trabajo.

Es la nostalgia de un pasado idealizado, que se despoja de toda carga negativa, ocultando las desigualdades y el dolor remoto estereotipándolo y convirtiéndolo en espectáculo, un pasado ficcional. Entienden, por otra parte, que esta recurrencia desvía la atención de las inequidades del presente. Así se construye una «industria de la heredad», que se extiende a artefactos, oficios, edificios y lugares (una revalorización tanto del casco urbano como de la «vuelta al campo». En el amplio abanico que comprende a la clase media porteña, como contracara a la «huida» se produce un reciclado de ciertos barrios tradicionales con fuerte carga simbólica. 


Son reapropiados por nuevos sectores, cuyo ingreso puede asimilarse a los residentes de BC, sin abandonar al modelo de vecino histórico, conformando mosaicos de lo nuevo y lo viejo en sus prácticas, estéticas y actores. Quienes optan por la ciudad reciclada valoran simbólicamente –y también en los más estrictos términos de mercado–, un entorno «pasado» que se vuelve escenografía.
Incluye a la fachada, así como al antiguo vecino, mercadito o taller. Al mismo tiempo, desoyendo las voces del pasado, surgen lejos de todo reciclaje nuevas y enormes «torres barriales» que funcionan como «torres countries»: amuralladas, con seguridad privada y tecnologizada, más simulacros de vida verde (piscina, solarium, gimnasio, etc.) en barrios disímiles como Caballito, Belgrano, Núñez, Barracas, etc., que se ofrecen como «Un barrio cerrado sin salir de Capital»18. En el Abasto la erección de estas torres encontró solo en los nombres la vuelta al pasado; allí se mezcla la modernidad del rascacielos con el imaginario tanguero de Homero Manzi o Carlos Gardel. Otros símbolos de los emprendimientos destinados a la Mediana Burguesía es la exclusividad de estar diseñados según las “reglas de Feng shui”.

 





Ciudad pequeño burguesa :  20% de la población – 22% de los ingresos.
Como tercera ciudad residencial, Marcuse señala la ciudad suburbana de la “familia tradicional”. Es la ciudad de la pequeña burguesía, compuesta mayormente pequeños comerciantes, trabajadores cuentapropistas y por los «proletariados de cuello blanco» del área de servicios. El análisis de Sennet, deja ver los imaginarios construidos en torno de la huida de la ciudad caótica y la preeminencia de valores sociales tomados de la burguesías superiores, que priorizan la propiedad, el consumo, la sensación de seguridad dadas por la creciente sociedad de consumo. La casa suburbana aparece como el símbolo de «uno mismo», cumpliendo una función de diferenciación con los estratos más bajos, seguridad física contra los extraños, y escape del trabajo cotidiano (así resulta funcional la separación residencia-trabajo). La tradición suburbana norteamericana es muy anterior a la argentina y con una historia diferente, sin embargo los imaginarios que Marcuse y Sennet le confieren al suburbio resultan útiles para pensar las representaciones de los residentes de estas urbanizaciones, teniendo en cuenta otro rasgo local: la muralla. 

El carácter cerrado de estos emprendimientos aparece también como respuesta a la existencia de una estructura urbana previa producto de un primer proceso de suburbanización por parte de sectores populares y de enclaves marginales tipo villa miseria, tal como es analizado por Torres. 
Un aspecto adicional a considerar en la construcción del imaginario suburbano se relaciona con otro efecto de la nueva percepción del tiempo y el espacio a la que hacían referencia Lash y Urry, relacionada con una revaluación de la naturaleza, cada vez menos descartable y asignándole a cada persona el derecho de preservarla, construyendo un interés que se extiende horizontalmente hacia las generaciones futuras. Estas ideas de vuelta a la naturaleza y preservación, asociadas en particular a corrientes tipo New Age y filosofía «verde», parecen ser apropiadas para el imaginario del country y del barrio cerrado. Tanto es así que ocupan un lugar predominante en el discurso mediático y en la publicidad de los suplementos dedicados al tema. En los ámbitos urbanos consolidados, su tipología es la vivienda en altura y duplexs, PH.



Ciudad Proletaria:  50% de la población – 24,6% de los ingresos.
Por otro lado, la ciudad de los vecindarios, siguiendo el análisis de Marcuse, está compuesta por las viviendas económicas en zonas de baja densidad y por barrios informales como villas o favelas. Están habitadas por los obreros industriales y de servicios con bajos salarios, muchos trabajando en la economía en negro. El 50 % de los asalariados de argentina gana menos de $1.500 y eso se ve reflejado en la capacidad de mantenimiento arquitectónico. Es la ciudad que concentra a los trabajadores resultados del nuevo sistema de empleo surgido desde el ciclo de crecimiento capitalista iniciado a partir de la década de los 80 con la restauración conservadora iniciada por Reagan y Thatcher , la iniciativa neoliberal, que significo en la recuperación de la tasa de ganancias gracias a millones de despidos, extensión de la jornada laboral, trabajos temporario o de “contrato basura” sin beneficios sociales ni indemnización.

 

La forma construida esta siempre a tono con la situación de sus habitantes, sin encontrar soluciones perdurables dentro de los limites impuestos por los micro poderes que ejerce dispersamente de manera cotidiana la minoría al mando la economía, que encontrando amparo en la legalidad del Estado , se convierte en un macro poder conciente. Sobre los jóvenes y la mujer trabajadora es donde recae con mayor violencia la explotación del trabajo en negro y flexibilizado y su experiencia urbanas se desarrolla en las aréas en que la industria privada de la construcción todavía no empezó a competir para beneficiarse con el encarecimiento del suelo y la vivienda. Este espacio urbano, junto a la Ciudad Pequeño Burguesa, son las que se ven amenazadas por las renovaciones urbanas, inversiones privadas de «ennoblecimiento» para iniciar un proceso de Gentryficación , creando oportunidades de negocios inmobiliarios que apunten al consumo de la Alta y Media Burguesía.




Ciudad Lumpen:  10% de la población – 1,2% de los ingresos.


Por último, Marcuse habla de la ciudad abandonada, que es la de los excluidos, el lumpen proletariado, aquellos que son parte del ejercito de reserva de desocupados de manera crónica o semi ocupados. El normal comportamiento del capitalismo es la que empuja un sector de los desocupados y la juventud pobre al robo, al pequeño delito individual o a convertirse en mano de obra para el crimen organizado movilizado por grandes capitales. Una Es la ciudad carente de servicios públicos, salud y educación, compuesta por sectores nómades que “amenazan” con ocupar el espacio público, una masa de ellos fue convirtiéndose en mendigos y vagabundos, obligados por las circunstancias. La legislación mas reaccionaria los trata como a delincuentes «voluntarios», como si dependiese de su voluntad el aumento de la desocupación y la concentración del capital.

Desde el 2001, el Producto Bruto de la Argentina (PBI) creció 45 %, se crearon 1,2 millones de empleos, pero con salarios que no llegan a cubrir la canasta familiar. Es por esto que  la distribución del ingreso no se vio modificada sustancialmente. 

La tendencia del capitalismo es la proletarización creciente de la pequeña burguesía cuenta propista, a la creación de un ejercito de desocupados crónicos, y a la acumulación de capital por un lado y la creciente desposesión por el otro , descripta en El Capital hace 150 años

.La pregunta es nuevamente... y nosotr@s los arquitect@s...¿Vamos a seguir especializandonos en no combatir las raices de la desigualdad social?  



Escrito a partir Del texto de Cecilia Arizaga , "Murallas y barrios cerrados"
http://www.nuso.org/upload/articulos/2836_1.pdf
Engels, el "Contribución al problema de la vivienda" ,y de David Harvey , "Urbanismo y desigualdad social"